Por: Emilia Pineda Mesa, estudiante de Klasse 8D.
La jornada se acaba a las 3:10 p. m., pero yo no dejo de aprender.
Me provee un momento de claridad mental y tranquilidad, para organizar mis prioridades y empezar bien mi semana.
Contribuye a mi desarrollo crítico sobre temas actuales, me permite entender desde un panorama amplio y uno de los aspectos más importantes es que, sin importar si el tema sigue mis ideales o no, aumenta mi capacidad de argumentación y me permite sentirme poderosa.
Practicamos la democracia, mientras aportamos al Colegio. Me gusta verlo como una forma de devolverle a él por toda nuestra formación, no solo académica sino también moral, porque representamos a todos los estudiantes.
Conectar mi voz con mi cabeza es como sembrar un árbol, lo riegas al igual que alimentas la mente y, a medida que crece, aguanta lluvias, rupturas, pero es el más dulce fruto, aquel que sale de mi ser como algo más que una canción, como arte.
Cuando entro en papel es más que representar a otra persona; es ser esa persona, vivir sus problemas y alegrías, para escapar del mundo real por un momento.
Finalmente, el Deutsche Schule Medellín es mucho más que las clases, es el lugar que convirtió la obligación en gozo.