“El Colegio me dio la oportunidad de crecer sin fronteras”

Laura aún recuerda una “memorable discusión” con Hernando Villa, profesor de Español: “me regañó porque estaba leyendo de todo, menos los libros asignados”. Desde ese momento la personalidad inquieta de Laura Mora empezaba a mostrarse. Hoy, esta egresada es directora de cine y acaba de estrenar su primer largometraje, Matar a Jesús, en los festivales de Toronto, en Canadá, y de San Sebastián, en España, donde obtuvo premios importantes. Recuerda con cariño su paso por nuestro Colegio, hace una reflexión sobre lo que significa estudiar en él y resalta que, debido a la educación recibida, se obtiene una visión más amplia del mundo y de lo que pasa más allá de “estas montañas que nos amarran tanto”. 

Cuando regresó a Colombia, desde Melbourne, donde cursó sus estudios profesionales, Laura tuvo la oportunidad de dirigir la serie Escobar, el Patrón del Mal. Dice que no le da miedo contar la violencia y cree, al contrario, que el cine colombiano está en deuda con esa parte de nuestro pasado. 

Laura: “Estudié dirección y producción de cine en Melbourne, Australia, y allí hice dos cortometrajes: West y Brotherhood. Este último estuvo en varios festivales y ganó varios premios, entre ellos uno en un festival llamado Bogoshorts, lo que me abrió las puertas para mi regreso a Colombia. Una vez acá, trabajé como script para muchos directores y, en 2012, me gané el premio del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico con Salomé, un corto que me permitió volver a rodar en Medellín. Ese corto estuvo en muchos festivales y, a raíz de eso, Carlos Moreno, director de películas muy importante en Colombia, me invitó a dirigir parte de la serie Escobar, el Patrón del Mal. Al mismo tiempo, el proyecto más importante de mi vida era Matar a Jesús. Ese guion también ganó muchos premios que nos permitieron, finalmente, rodar y producir. Estrenamos la película en septiembre, en el Festival de Cine de Toronto y, en octubre, estuvo en el Festival de Cine de San Sebastián. Estaremos en salas de cine, en Colombia, el 8 de marzo de 2018”.

Laura: “Es un guion que escribí durante 10 años, los últimos cuatro junto a Alonso Torres, guionista de películas como ¡Qué viva la Música!, Todos tus muertos y Perro come perro. Es una historia de ficción inspirada en el dolor y en las reflexiones que suceden después del asesinato de mi papá, cuando yo tenía 22 años. A partir de esas reflexiones, aparece esta historia, la de una chica que presencia el asesinato de su papá. Unos meses después, luego de hacer todos los procesos de acercamiento a la justicia y de enfrentarse con un sistema judicial muy inoperante, se encuentra, de manera casual, con el sicario que mató a su papá. Y ella, que es una chica educada, lejana de la violencia, se plantea el dilema moral y ético de cómo es matar a un hombre. Acercándose a Jesús, un pelado que tiene la misma edad que ella, va entendiendo, poco a poco, que él también es una víctima de un sistema corrupto. La película se trata de qué hacer cuando la venganza se presenta como una posibilidad real. Hay que verla para decir si hay que matarlo o no”.

Laura: “Vengo de una familia que cultiva las humanidades y el cine fue el instrumento perfecto para mezclar todas las cosas que me gustan. En el Colegio tenía fama de ser muy curiosa: todos los trabajos eran videos, obras de teatro... Me gustaban las artes, las humanidades, la política y, de alguna manera, el cine era el dispositivo en el que yo podía mezclar todo eso, era donde yo sentía que podía expresar toda esa curiosidad que tenía”.

Laura: “Agradezco mucho la decisión de mis papás de haberme matriculado en el Colegio Alemán Medellín. Lo valoro profundamente. En mi generación éramos chicos de todos los barrios de Medellín, pertenecíamos a una clase media intelectual muy valiosa para el momento que se estaba viviendo. Destaco mucho la importancia que se le da a la música, a las humanidades y esa relación tan horizontal con los profesores. Resalto, sobre todo, el tener acceso a una literatura increíble, a las humanidades, a la política y ser un Colegio en el que nos mezclábamos”.

Laura: “Yo celebro mucho lo local, pero sé que pasar por este Colegio me dio la oportunidad de crecer con menos fronteras mentales: el mundo estaba ahí y era una posibilidad muy cercana. El viaje a Alemania es memorable. Por medio de la música, de la literatura, de las imágenes y de las conversaciones en clase pudimos entender que el mundo estaba ahí y que no era inalcanzable”.