Volver a Isla Fuerte

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Tras cinco años de pausa, este año Klasse 8 regresa a esta isla del Mar Caribe. Se mantiene el espíritu solidario.

Cuando nuestra egresada de la promoción 2016, Sofía Fernández, habla de su estancia en Isla Fuerte, se emociona como nunca. Ella estuvo en la Isla en 2010 y, aunque el tiempo ha pasado, aún recuerda con muchos detalles todas las cosas que allí vivió. Dice que el viaje le cambió, de cierto modo, la visión de la realidad. “Es tener contacto con una comunidad que vive muy diferente a quienes estamos en la ciudad”, dice.

Para Oscar Ceballos, Director de Mittelstufe y coordinador del viaje, se trata de una experiencia enriquecedora en la que hay contacto con otras culturas y con un hábitat diferente al acostumbrado. “La preparación va muy encaminada a que estén abiertos a la diferencia, a entender que el estilo de vida en la Isla es muy diferente al de Medellín y no es que sea mejor o peor, sino que, simplemente, es distinto”.  Este año, el viaje cuenta con el apoyo de Kajuyalí, empresa que a través de viajes y campos de verano construye un mejor futuro educando a niños, jóvenes y adultos. “Ha sido un viaje interminable de aprendizaje, exploración y protección del medio ambiente con miles de kajus y yalís, con los que vivimos aventuras y experiencias únicas de aprendizaje cultural, social y deportivo”, se lee en el sitio web de esta organización bogotana que opera un campo de verano en la Isla en las temporadas vacacionales.

Oscar recuerda que hay un componente que destaca el trabajo solidario: el trabajo que se hace con la Institución Educativa Isla Fuerte. “Se hacen intercambios culturales, gastronómicos, conversamos”, recuerda Sofía. Este año, además, gracias a la alianza con Kajuyalí, se invitará a que los estudiantes de la I.E. hagan parte de las actividades que organiza el campo de verano para fomentar la integración entre el DSM y los estudiantes de la Isla. Otro punto importante es la solidaridad con el medio ambiente: “cuando estamos en la Isla, adoptamos una porción de manglar con la idea de limpiarla. Incluso, la basura recogida sale de la Isla”, explica Oscar. También, el buceo es una forma, no solo de descubrir el mundo submarino, sino de hacer conciencia ambiental. “Cuando buceamos no solo se ven flora y fauna, también bolsas y basura; así advertimos cómo aquello que hacemos en la ciudad puede repercutir sobre el medio ambiente en otros lugares”, explica Sofía. Por ello, durante el curso de buceo, que se hace antes del viaje se abordan también temas medioambientales como, por ejemplo, la importancia de los manglares.

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Solidaridad permanente

Más allá del viaje que se hace cada año, la cooperación solidaria que existe entre Isla Fuerte y el Colegio es permanente. “Desde acá, acompañamos en muchos procesos pedagógicos a los profesores de la isla”, dice Oscar. Así, se han compartido metodologías, materiales e, incluso, en 2020, un profesor del DSM colaboró con el montaje de una plataforma digital que les permitiera seguir dictando clase. “Hemos hecho un acompañamiento permanente y ahora que regresamos, podemos estar más cerca”, expresa Óscar. Antes que proponer, prefieren escuchar necesidades y, por ejemplo, este año una de las más grandes es un acompañamiento en el manejo de conflictos: “la pandemia y las cuarentenas crearon muchos problemas en la convivencia, los estudiantes perdieron el manejo social y nos han pedido apoyo. Además de algunos talleres, les queremos compartir nuestro Programa de Mediadores, para ver si tiene sentido para ellos y pueden aplicarlo”, agrega Óscar.

Regresar a Isla Fuerte, entonces, es la oportunidad de reencontrarse con la solidaridad y de “vivir cosas nuevas, lejos de la familia, en un ambiente ajeno y diferente, pero muy enriquecedor”, concluye Sofía.

La cooperación solidaria que existe entre Isla Fuerte y el Colegio es permanente.