Un chelo deseado

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En 2018, la comunidad del Deutsche Schule Medellín le cumplió un deseo a Jhorjimar Castellanos. Así, nuestra Institución mantiene su propósito de cambiar biografías.

La vida de Jhorjimar Castellanos cambió aquel día de noviembre de 2018.  Bueno, en realidad ya había enfrentado un gran cambio. Ella nació en Venezuela y en 2017 su familia decidió dejar Caracas, impulsados por la situación política venezolana. Medellín fue su destino. Acá llegaron con las ganas de rehacer su vida, pero una parte de Jhorjimar se había quedado atrás: la música. Desde pequeña, su colegio la había acercado a los instrumentos musicales. Primero al violín y, luego, al chelo. Fue amor desde el principio; no concebía la vida sin tocar su instrumento favorito, pero cuando dejó su país tuvo que despedirse del Violonchelo. Al llegar a Medellín, empezó a estudiar en la Institución Educativa Vallejuelos de Robledo. Al acercarse el final del año, supieron que las familias de un colegio, el Deutsche Schule Medellín, querían cumplir los sueños de los niños y niñas de esta escuela. “Yo tenía un sueño muy claro”, dice. “Aunque me dijeron que el deseo que quería que se cumpliera no podía pasar de los $50.000, yo igual escribí una carta diciendo que quería un chelo”.

Sin perder las esperanzas, llegó el día en que los representantes del Deutsche Schule Medellín entregaron aquellos deseos, hechos realidad, en forma de regalo. A Jhorjimar la invitaron al escenario para que tocara una canción: “me dijeron que me iban a prestar un chelo. Me puse muy feliz, porque el deseo de poder volver a tocar música se me estaba haciendo realidad. Cuando lo saqué del estuche, vi que el instrumento estaba nuevo y eso me pareció muy raro. Toqué y, cuando terminé, lo devolví y ahí fue cuando me dieron la noticia: ‘el chelo era mío’. ¡Me puse muy feliz!” Jhorjimar es una de los tantos beneficiados del Árbol de los Deseos, una iniciativa que conecta cada año a las familias del Deutsche Schule Medellín con los sueños de niños, niñas y adolescentes de bajos recursos del Área Metropolitana.

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El presente

Hoy, Jhorjimar se ha reencontrado con la música. A sus quince años hace parte de varias orquestas, entre ellas la de la Escuela de Música de San Javier, La Red de Escuelas de Música, la orquesta Al Son de la 13 y, con una amiga, formó la agrupación Amy y Mar: “Amy toca el violín y yo el chelo, y tocamos en eventos como fiestas de cumpleaños, aniversarios y otras celebraciones”, cuenta Jhorijimar. Cuando habla de la música se emociona. Quiere ser cantante y sabe que el sueño de la fama y el reconocimiento es difícil de lograr, pero no imposible y trabaja cada día por lograrlo. “La música es magia; cuando la conoces, te hechiza. Entonces voy a luchar por ese sueño que tengo”.

Jhorjimar Castellanos no concebía la vida sin tocar su instrumento favorito, pero cuando dejó su país tuvo que despedirse del Violonchelo.

A nuestra Comunidad Educativa le agradece que le haya dado la oportunidad de poder conectarse con ese arte que tanto la enamora. “Cuando voy allá, siento mariposas en el estómago. Me tratan como si fuera famosa: me toman fotos, conversan conmigo… me hacen sentir muy feliz”. Jhorjimar estuvo el pasado mes de febrero compartiendo su música con estudiantes de Kindergarten. “Amo enseñar”, dice, y por eso aprecia estos espacios con los más pequeños. La música es vida. Todo el día gira alrededor de ella y, si ya una vez cumplió su sueño, tal vez el futuro tenga más deseos por cumplirle.