Nos encanta el campus de nuestro Colegio Alemán Medellín, caminar por sus 72.000 metros cuadrados, respirar aire puro y compartir con ardillas y pájaros este espacio ideal para el aprendizaje y la enseñanza, pero este privilegio natural también es fruto de nuestro compromiso.
Por esta razón, la conciencia y el entendimiento de nuestra responsabilidad con el ambiente va más allá del Proyecto Ambiental Escolar, para hacer del campus un laboratorio: aprender de las especies que nos acompañan y, por medio de ellas, explicar los ciclos vitales, para que los alum-nos se concienticen de la responsabilidad con sus entornos y formen una red al llevar esos aprendizajes a sus casas y para que los verbos reducir, reciclar y reutilizar sean prácticas cotidianas.
En nuestro Colegio apostamos porque en cada acción haya conciencia ambiental, desde la disposición adecuada de todos los residuos (incluyendo los de los laboratorios de química y escombros, para los cuales se realizan contrataciones especiales), desde el mensaje que entregamos a nuestros alumnos en el restaurante escolar, para que solo se sirvan la cantidad de comida que realmente se comerán y evitar las sobras, así como el uso de vajillas y vasos no desechables para disminuir el impacto ambiental y saber que, pese a tener un enorme lote, preferimos crecer con un segundo piso para ampliar nuestras aulas, en lugar de sacrificar árboles y prado para levantar nuevos pabellones.
Los pocos árboles que se han debido intervenir silviculturalmente por estar enfermos próximos a caerse, no se van del Colegio, pues su madera es reutilizada para la construcción de cercos vivos en los jardines, evitando así el uso de nuevos materiales.
Con todo el detalle
Migración de la iluminación a luces LED e instalación paulatina de grifos con sensor, adaptación de planos arquitectónicos para evitar al máximo la intervención silvicultural, aprovechamiento de la luz natural en las la-bores de aula y oficina, equipos de cómputo apagados cuando se sale a reuniones o a clase, resmas de papel libre de blanqueadores, realizar impresiones por ambas caras o en papel reciclado y supresión de formatos físicos en el proceso de matrícula, son algunas de las acciones diarias que captan la atención de nuestro equipo de trabajo y que suman para sentir el privilegio de estudiar en medio del canto de las aves o detenerse en el camino al aula para mirar docenas de catleyas que embellecen el paisaje desde el tallo de los árboles.
Según documentos oficiales, en Medellín hay 547.366 árboles y más de 2´500.000 habitantes, lo cual nos muestra un índice de 0,22 árboles por habitante. Entre alumnos y empleados, en el Colegio Alemán Medellín convivimos diariamente 1.350 personas junto a 1.000 árboles, lo que nos ofrece un promedio de 0,74 árboles por persona.
“Planeamos detalladamente toda actividad pedagógica pensando siempre en metas a largo plazo”, afirma una de nuestras frases visionarias. Por eso, para nuestro ambiente, sumamos y sumamos detalles en todas las acciones para disfrutar de las creaciones de la naturaleza en casa y de un índice de árboles casi tres veces y media mejor que el de Medellín, para ser arquitectos de nuestro propio aire y para que todos podamos ver de cerca lo verde.